Mi nombre es Cristina Soy voluntaria de Vida Nueva Huesca Lea mi testimonio
Hay esperanza, Jesús la ganó en la Cruz.
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Por la gracia de Dios, soy lo que soy.
MI TESTIMONIO
Mi nombre es Cristina. Tengo 54 años y vivo en Huesca.
Desde muy pequeña comencé con muchos problemas de tristeza y dolor que me produjeron experiencias traumáticas, un sentimiento muy profundo de soledad y un vacío que era incapaz de llenar y de poder expresar. Todo ello me llevó a encerrarme en mí misma y siempre con un pensamiento que jamás me abandonó: «quitarme la vida», el cual me llevó a conductas muy destructivas.
Poco a poco se fue haciendo en mi, un carácter muy rebelde que producía mucho rechazo a mi alrededor con el que mi familia no podía lidiar. Es en estas condiciones que a los 14 años me introduje en el mundo del alcohol y las drogas.
A los 18 años lo había probado todo, y a los 25 estaba totalmente enganchada a la heroína y la cocaína. Fue cuando, por primera vez, ingresé en un centro de rehabilitación. Este fue el primero de otros cuatro a lo largo de mi vida en una batalla por dejar de consumir.
En un transcurso muy duro de vida, donde cada vez caía más bajo y la locura se estaba haciendo dueña de mi mente por el consumo abusivo y diario de cocaína, acabé a los 42 años despertando de un coma por uno más de tantos intentos de suicidio.
Con una depresión y una inmensa desesperación seguía habiendo un deseo de cambiar mi vida, pero sin encontrar solución ni nada que llenara el vacío tan profundo de mi alma.
Tras pasar por otro centro de rehabilitación, en ese intento de abandonar mi adicción que no era más que la consecuencia de todas las carencias y ataduras que había en una vida sin orden ni valores, sin principios ni propósitos y con un sentido terrible de no pertenecer a nada, salí de allí desintoxicada pero con el mismo vacío y el convencimiento de que volvería a drogarme, ya que seguía viviendo bajo las mismas estructuras mentales y las mismas carencias espirituales.
Cuando perdí toda esperanza, oí hablar de Cristo.
Fue entonces, cuando escuché hablar de Cristo y de que había una oportunidad para mí. Solo tenía que creerle, reconocer mis pecados y necesidad y confesarle como mi Señor. Reconozco que me parecía un tanto raro, pero experimenté lo sobrenatural y el amor de Dios. Fui muy consciente de que era ésto lo que tanto había buscado. Me encontré con una paz que no conocía y el vacío de mi corazón se lleno de un amor indescriptible.
Fui siendo más consciente de la realidad que Dios me regaló. Puso delante de mí un camino a seguir con pautas, valores y mandamientos que deseaba obedecer. Con mucha ayuda y corrección experimenté cobertura sobre mi vida y libertad de poder elegir hacer el bien. Me dio una vida nueva, Su Evangelio me enamoró, me transformó y lo sigue haciendo. Hoy vivo con un propósito precioso, no sin lucha pero sí con la victoria ganada por Jesús en la Cruz. ¡Ya no tengo temor, y puedo ser de bendición para otros por Su Gracia!
Integrada ahora en esta sociedad donde hay tanta necesidad, sirvo de voluntaria en el área de la Tienda Solidaria. Es un privilegio para mí poder ser un punto de luz para otros y el testimonio de que hay un Dios real que salva vidas, como salvó la mía. Te animo a visitar este lugar que considero un pedacito de cielo en la tierra. Aquí tienes la oportunidad de poder colaborar. Este proyecto dará la oportunidad a muchos de encontrase con una realidad totalmente diferente.